Ayer salió a la venta mi nuevo libro, Por qué compramos la burra y me ha llegado hoy a casa un pequeño número de libros. Y al revisarlos, me he fijado en un detalle curioso, además de otra cosa importante que os cuento antes de nada.
De nuevo Victòria, mi mujer, es la encargada de redactar el epílogo del libro. En esta ocasión, no sé si por error en la imprenta o una decisión editorial que se me escapó, el epílogo del libro no está justo a continuación del último capítulo como yo esperaba, sino que tienes el último capítulo, la bibliografía, y entonces el epílogo y los agradecimientos (yo habría dejado la bibliografía para lo ultimísimo). El caso es que cuando me han llegado los libros he empezado a ojearlos y he tenido unos momentos de pánico de «espera, ¿dónde está el epílogo? ME CAGO EN DIOS QUE HAN CORTADO EL EPÍLOGO» hasta que pasando páginas he visto que está ahí, aunque sea un poco raro.
Así que ya sabéis, cuando penséis que habéis llegado al final, no es así. Y ese epílogo es delicioso, y merece muchísimo la pena.
Por otro lado, también al hojear y repasar y asombrarme de que esto realmente estuviera pasando, y que tengo otro libro madre mía, he llegado a ver esto en la última última página del libro. ¿He conseguido convertir a los de Kailas al conductismo? No tengo ni idea, pero os doy mi palabra de que no he sido yo el responsable de esto.
Íñigo no me quiere.
No, cielo, que no es eso XD