Mientras no estemos comprometidos, surgen dudas y existe la posibilidad de volver atrás, y siempre hay ineficacia. En relación con todos los plenos de ineficacia (y de creatividad) hay una verdad elemental, cuya ignorancia mata innumerables planes e ideas espléndidas: en el momento en que asumimos un compromiso de manera definitiva, la divina providencia se pone también en movimiento.
Todo tipo de cosas ocurren para ayudarnos, que en otras circunstancias jamás habrían ocurrido. Todo un fluir de acontecimientos, situaciones y decisiones crean a nuestro favor todo tipo de incidentes, encuentros y ayuda material, que nunca hubiéramos soñado encontrar en nuestro camino.
Cualquier cosa que puedas hacer o soñar, puedes empezarla. El valor encierra en sí mismo genio, fuerza y magia.
Goethe, formulando la Cojonudología antes de que existiera
También funciona la revés. Cuando asumes un compromiso que en realidad no quieres asumir, el mundo se llenará repentinamente de opciones mucho más interesantes. Demos gracias por ambas facetas, que nos ayudan a adoptar compromisos que deseamos y a abandonar los que no queremos. 🙂