Un amable lector me envía esta noticia con su enlace pertinente: Bill Zeller, un regular de Metafilter donde escribía como null terminated, se suicidó el 2 de enero, dejando una nota de suicidio que explicaba: «Mis primeros recuerdos de niño son acerca de ser violado, repetidamente.» Y me pide que hable sobre suicidio. Es algo vago, desde luego.
La nota le describe como alguien criado en una casa de fundamentalistas cristianos, muy fríos. Describe que alguien le violó repetidamente, y que sus padres, o al menos su padre, o no les importó o no detuvieron al abusador. Es posible (según la nota) que el padre no condenara las acciones del pedófilo porque este y había sido identificado como alguien «salvado» según su doctrina. No sé como ninguna persona mortal puede saber eso acerca de otro mortal, pero admito que tampoco entiendo del todo qué significa «salvado.» Imagino que significa que no eres juzgado por pederasta.
También admitiré que lo primero que pensé es que lo de la violación había sido inventado. La historia parece demasiado vaga, especialmente para una nota de suicidio (en la mayoría de casos, las notas de suicidio tienen un propósito aclaratorio). El lenguaje me recordaba al que usan habitualmente los mentirosos, demasiado vago. Y aunque hay mucha rabia en ella, no se ve rastr de la culpa que habitualmente acompaña a la mayoría de admisiones de ser una víctima de abusos infantiles.
En la terapia estas sospechas son inicialmente irrelevantes, porque lo que cuenta son los sentimientos actuales, y que sus orígenes sean reales o ficticios no cambia la veracidad de dichos sentimientos. O sea, tanto si los motivos de una persona para sentirse de un modo son ficticios o reales, sus sentimientos lo son y hay que tratarlos acorde con ello. Más adelante sí que importa: una falsa historia de abuso puede significar que la persona desea atención, o que es la única forma de verbalizar el dolor que sienten. «Si no invento una historia traumática, nadie se tomará en serio lo triste que estoy.» O quizá la historia se fabrica porque la persona se considera indigna de ser amada, y por tanto, sólo puede ser amada a través de la compasión. Distintas personas conectan con algunas de esas razones; vosotros sabéis quiénes sois (yo no), pero sí puedo deciros: ese proceso no es inusual y no estáis solos.
Al mirar el hilo de Metafilter (y según me cuentan, hilos similares sobre este tema en otros lugares), me quedé asombrado al ver la cantidad de personas que admitían haber sufrido abusos similares. ¿Toda esa gente? ¿En serio? Me empecé a preguntar si la verdadera división del mundo no será hetero/ gay, hombre/mujer, rico/pobre, sino gente violada que no recibió ayuda/ gente violada que recibió ayuda. No puede ser que toda esa gente sufriera abusos.
Pero es difícil discutir con los números, y los números son aplastantes. Muchísimas personas confesaban eso. De acuerdo, quizá yo tengo un prejuicio y por ello subestimaba la prevalencia del abuso sexual infantil. Pero entonces miras los titulares y te das cuenta de que todos aceptan (a ciegas) la historia del abuso. Yo me pregunto: ¿cómo es que nadie se pregunta si Bill se lo inventó todo?
Si la violación fue la motivación clara para el suicidio, el fundamentalismo cristiano debería ser la motivación para la violación. El padre de Bill, George Zeller, es el fundamentalista más hardcore que te puedes topar, y se dedicaba a diseccionar la estructura atomica de algo llamado Relación Padre – Hijo en Cristo (Christian Sonship, no sé si lo traduje bien). Este tío se dedicaba a analizar dicho concepto en absurdas grabaciones y en ensayos bizantinos, y sólo era el ayudante del pastor. Si este tío es así, no quiero pensar lo que debe ser un pastor de dicha iglesia. Desde luego, ya hay un hombre en este planeta que me asusta. No sé nada acerca de fundamentalismo, pero si miras los escritos de George como una actividad y no como religión, lo que ves es a este hombre trabajando una y otra vez las ideas, repitiendo y repitiendo y repitiendo, matiz tras matiz, hasta que lo expresa «bien.» Pero para él no existe bien: sólo existe la identificación del error, del mal. Es la obsesión con la esterilización y la eliminación de la impureza, donde no hay sitio para cuerpos extraños – de ahí que sus minúsculos desacuerdos con otros «pensadores» se disparen al rango de catástrofe teológica. Este tío siempre tiene que estar en conflicto con las ideas de otro no porque sean erróneas, sino porque su misma existencia contamina el entramado que usa para mantener su ansiedad a raya. Es como esos pacientes de TOC que, si ven que mueves su montón de cosas acumuladas, tienen que rehacer el montón entero. Y George Zeller acumulaba minucias religiosas como un paciente de síndrome de Diógenes.
Y por todo eso, este hombre era un blanco fácil para una acusación de violación, y cada persona que comentaba el suicidio y sacaba el tema de que Bill creció en un hogar fundamentalista, lo hacía como evidencia de que Bill fue criado por un demente, quizá malvado.
Pero de nuevo, nadie duda de que fue violado. Más que eso: la mayoría asumen que Bill dice la verdad porque sus padres son fundamentalistas, i.e., «No digo que todos los curas sean pederastas, pero la mayoría lo son.» Eso es una cosa muy bienpensante, salvo que puedes sustituir eso por «gitanos» y entonces no mola tanto. Mira, las maravillas de los dobles raseros.
El caso es que me doy cuenta de que el que yo dudara de la veracidad de la nota de suicidio de Bill era en realidad una reacción al enorme prejuicio de fundamentalista = violador mostrado por el resto de la gente. Estaba reaccionando a su reacción. Ellos tienen sus prejuicios y yo los míos, y Bill Zeller era la excusa para una batalla ideológica en la que todos hemos escogido bando antes incluso de que él se matara y supiera de su existencia y el fin de la misma. Ugh.
En contra de lo que mucha gente cree, las notas de suicidio no son fiables: no dan información, transmiten emoción. Y si alguna vez tú has tenido que leer la nota de suicidio de alguien cercano, probablemente has perdido parte de tu alma tratando de decidir si era verdadera o falsa, de modo que deja que te ayude: como norma general, no son correctas ni dan información fiable. Lo que la nota dice no es lo importante, es cómo lo dice, qué emoción transmite.
Podemos decir que no importa, al final, si la causa del sufrimiento que lleva al suicidio es verdad o no, sólo importa que el sufrimiento es real, y estoy de acuerdo. Pero la contra es que Bill está muerto, sus padres no, y ahora no sólo tienen que sobrellevar la muerte de su hijo, sino que además todos creen que ellos la causaron. Mi hijo ha muerto, y pensaba que yo le odio.
No sé cómo es ser violado. Pero puedo imaginar el vacío demoledor, infinito, que deja la muerte de tu hijo, y el recordatorio incesante de que la realidad está mal y no puedes arreglarla, y el constante escrutinio de tu memoria. ¿Me porté lo bastante bien con él? ¿Le dije lo bastante que lo amaba? Cuando quería aquella pelota y teníamos prisa, ¿no debería…?
Nadie tendría que experimentar eso. Y sin embargo, miles de padres en todo el mundo lo experimentan cada año, para siempre. George Zeller no creía en el purgatorio, pero está en él, esperando que llegue el fin. No hay nada más que esperar.
Y aún diré algo más que me da miedo decir: ¿y si es cierto? ¿Y si George violó a su hijo repetidamente cuanto tenía 6 años, o permitió que lo violaran? ¿Significa eso que ha perdido el derecho a sentirse devastado por su pérdida?
Cuando hay un suicidio, es fácil verlo como un asunto de víctima (el suicida) y verdugos (los que le llevan a eso), cuando en realidad hay un montón de víctimas de sólo un verdugo, que además, para más inri, ni siquiera existe fuera de la cabeza de alguien: la percepción de inescapabilidad del dolor, y en ocasiones, el deseo de castigar a los demás.
He leído la carta entera y no dice mucho para lo extensa que es.
El texto bizantino del progenitor de Zeller es directamente droga dura. Lo he buscado y se refiere a una discusión acerca de la condición de Cristo como hijo de Dios, donde unos defienden la idea de que esta es eterna, y otros que no fue sino desde que Cristo se encarnó en hombre. ¡De lo que se entera uno! No sé cómo se traducirá exactamente, la verdad.
Personalmente, tengo la sensación de que estas batallas ideológicas se han incrementado, especialmente por la red. Tanto el atentado a la congresista estadounidense como el ataque al consejero de cultura de Murcia ya ha sido aprovechados como arma arrojadiza (concretamente, una palada de mierda) contra el adversario, que es el demonio.