En 2015, uno de los libros más interesantes que leí, si no el que más, fue Deep Work, del profesor de ciencias de la computación Cal Newport, de la Universidad de Georgetown. Este hombre es famoso por su blog Study Hacks, que empezó siendo un blog sobre técnicas de estudio, y se ha convertido en la plataforma desde la que Newport expone sus ideas sobre la importancia de lo que el llama deep work, esto es, la capacidad de trabajar de forma concentrada y sostenida durante períodos prolongados de tiempo. De acuerdo con Newport, esta habilidad es necesaria para poder aprender habilidades complejas, y poder dominar y alcanzar un nivel de maestría en dichas habilidades. Abundan los ejemplos (aproximándose al 100% de los casos) de cómo artistas, científicos, pensadores y artesanos en el máximo nivel, practican este tipo de disciplina. Así mismo, Newport propone (y proporciona evidencia a favor de su tesis), que este tipo de actividades mejoran nuestra calidad de vida, nos hacen felices y sacan lo mejor de nosotros. En ese sentido, estoy completamente de acuerdo con él, tanto por mi experiencia personal como por lo que veo a mi alrededor.

La otra tesis de Newport es que la capacidad de ejecutar este deep work es cada vez más rara, y por ello valiosa, dado el efecto que la tecnología (especialmente las redes sociales y los sitios de entretenimiento como Buzzfeed y similares) tiene sobre nuestra atención. Probablemente escribiré sobre esto en breve, porque es un tema que me está llamando más y más la atención. Y no es la primera vez que escribo sobre ello.
En este vídeo, Cal Newport da una breve charla (no llega a 15′) sobre por qué no necesitamos las redes sociales para llevar una buena vida, y yo querría destacar una cosa de las que dice: es sorprendente lo que sucede cuando preservamos nuestra atención y la tratamos con respeto. Cuando no la fragmentamos con el sistema de recompensa intermitente aleatorio que hace a las redes sociales tan adictivas (y eso es intencionado, es parte del diseño, es lo mismo que hace adictivas a las tragaperras), cuando la mantenemos entera, podemos trabajar en lo que sea con más concentración e intensidad, y esa intensidad se cambia por tiempo. Puedes hacer muchas más cosas cuando haces una detrás de otra, dedicando toda tu atención a cada una, que cuando fragmentas esa atención con el río constante de notificaciones, pings, avisos y constantes cambios de tarea que llevamos a cabo cuando estamos mirando las redes sociales cada pocos minutos. Y también me parece relevante un fragmento, hacia el final (12:03), donde explica algunos de esos beneficios.
Este libro es importante, y las ideas en él lo son, también. No he dejado las redes sociales, yo mismo. Dejé en su día Twitter (mejor idea que pude tener), pero sigo usando Facebook mucho más de lo que quiero. Y esa es la clave de la adicción, ¿no?
Ya lo decía Platón, «en el termino medio esta la virtud» un uso esporádico de las redes sociales puede llevarnos a una mejor comunicación y mejor sociabilidad, pero claro esta, se roza con la adicción.
No es por tocar la patata, pero esa es la cita más malinterpretada… de Aristóteles. XD
Decía que la virtud está en el término medio… cuando los extremos son viciosos 😉
Las redes sociales no están diseñadas para el uso esporádico. Están diseñadas para producir la misma respuesta que una tragaperras. Por supuesto, hay quien puede usarlas sólo esporádicamente, pero la mayoría acabaremos bastante enganchados, especialmente por lo fácil que es no ser consciente de su uso.
Un experimento. Instala una app en tu móvil llamada QualityTime. Al día siguiente a las 8 de la mañana te llevarás una sorpresa 😉
Enga me bajo la aplicación a ver que me dice. Y que sepas que estoy llorando en una habitación de mi mansión por tu comentario.
A parte del uso desproporcionado, en cuanto a tiempo se refiere, que se hace de las redes sociales, debido, en parte, a su nivel de adicción (el cual nos explica el porque se mantiene su uso, pero no nos explica el origen de su uso, ni su tremendo auge), no podría ser un reflejo de las necesidades de la sociedad, y que a su vez, una muestra de sus puntos débiles (en cuanto a la evolución que se esta produciendo en nuestras relaciones a causa de dichas redes)? Me explico, resumiendo, sintetizando y simplificándolo mucho, tengo la impresión de que las relaciones interpersonales, las que «exigen» estar en carne y hueso, escuchando y respondiendo delante de otra persona, cada vez se están infravalorando más, e incluso, están mal vistas (fuera de contextos donde el alcohol interfiera). Parece ser como si año tras año nos resultara más fácil hablar, y exponer nuestras vidas, ante un/os desconocido/s a través de un aparato (cosa totalmente normalizada a dia de hoy), y sin embargo, en otros contextos, fuera de las redes sociales, seamos totalmente ineptos a la hora de hacerlo, e inclus, este «mal visto», a la hora de hacerlo por la calle/tiendas/etc.. con desconocidos de carne y hueso («que haces hablando con esa persona? si no la conoces de nada»).
Podría ser que, el auge en el uso de dichas tecnologías fuera un escudo/máscara para enmascarar la necesidad de sociabilización que tenemos como seres humanos, pero que, sin embargo, se ve menguada por una sociedad cada vez más individualizada y narcisista?