Pensé en usar la imagen que pongo a continuación en la conferencia sobre relaciones de pareja del 12 de enero, pero por una cosa o por otra, se quedó fuera. Este es uno de esos pequeños detalles en la convivencia que muchas veces los hombres en parejas heterosexuales no manejamos bien, que es el atribuir a nuestras parejas unas expectativas irreales sobre nuestra conducta.
Traducido para aquellos que no pueden con el inglés:
Lo que los hombres temen que las mujeres esperamos: perfección
«Te he hecho una comida de 3 platos, pillado billetes para las Bahamas y limpiado toda la casa.
Lo que realmente queremos: simplemente esfuerzo.
«Intenté hacerte la cena y ahora todo está en llamas.»
(Ella le abraza amorosamente)
Por otro lado, no es como si las mujeres no tuvieran expectativas incorrectas sobre las cosas en las que nos fijamos los hombres, por ejemplo, en el aspecto.
(Ella se preocupa por diferentes defectos percibidos en su físico. Él acaba de preguntarse si siempre ha tenido el pelo negro).
Es mucho más fácil tener una buena relación de pareja cuando dejas de suponer y te preocupas de averiguar qué es exactamente lo que tu pareja necesita. Cuando tratamos de adivinar lo que el otro piensa, o sus motivaciones, muchas veces lo que estamos haciendo es meramente asumir que el otro piensa como nosotros, valora lo mismo que nosotros, busca lo mismo que nosotros.
En resumen: mira, no necesitamos ser perfectos, cocinar como Dios ni nada por el estilo. Sólo hace falta intentarlo de veras. Así que fregad los putos platos, que es el mejor afrodisíaco que hay.
Muy cierto. Pero ocurre también en casi todas las relaciones personales; casi siempre que pensamos que…los demás piensan….nos equivocamos. Es cierto que, hay que hacer conjeturas, pero no dejarse llevar mucho por ellas. «No te creas todo lo que piensas» :))
Leemos la mente ajena mucho peor de lo que pensamos. «Everyday mind reading», de Ickes, es una lectura muy interesante sobre cómo de buena es en realidad nuestra empatía.
completamente de acuerdo en todo…. aunque se me queda un poco corto, porque los hombres también estamos afectado por el sesgo de lo que creemos que ellas «deberían» por «reciprocidad».
Personalmente creo, y el que no lo crea ejerza su derecho, que salvo algún ser altruista que seguramente proceda de otra galaxia o un padre/madre por su prole, todos «hacemos» las cosas por un motivo, y «esperamos» una recompensa acorde al valor que «uno mismo» da a lo «hecho»
Si «Yo» hago algo que me ha costado mucho, espero, o tengo espectativas de recibir una «gratificacion/recompensa» acorde a lo que «yo» creo que me merezco, sin tener en cuenta el valor que para la «otra persona» tiene lo que «yo» he hecho, o el valor que la otra persona le da al «premio/recompensa» que te otorga.
Así mismo, exactamente como les ocurre a los animales, una recompensa repetida en el tiempo decrece en valor… si le fregas los platos un día al año tendrá valor, si es la costumbre te hace perder valor