Leo esto por Facebook:
El Rey considera que todos nos tenemos que apretar un poco el cinturón ante la difícil situación económica.
Esto lo ha dicho mientras está en Palma, de vacaciones. Cómo alguien que no trabaja realmente puede estar de vacaciones es algo que me supera, pero así son las cosas.

Me pregunto qué mentalidad servil es necesaria para no indignarse cuando uno lee estas cosas. Es un proceso fascinante.
Porque no hay ninguna duda acerca de por qué una persona puede decir algo así. A estas alturas de la película, en este país, el rey puede hacer lo que le de la gana, que legiones de tarados le reirán el cuento y le seguirán mantenido porque… ¿sí? ¿Por costumbre? ¿Por campechano?
Qué enorme mentalidad de esclavos tenemos, cuando nos parece bien que nos restrieguen esto por la cara.
Por motivos que probablemente hace mucho que han perdido toda validez, no me considero antimonárquico.
Pero anécdotas como ésta me hacen fantasear con la idea de que echar a los gabachos de España fue un error.
Queremos a Pepe, sí… pero a Pepe Botella.
Lo de campechano ya es la hostia. Cuando ha cogido ese hombre una hazada? Se desloma recogiendo pepinos acaso?
Y eso lo he escuchado con convicción que es lo más fuerte. No hay más esclavo que el que se cree libre endeluego…
Hace tiempo, un grupo de música de los tiempos de la transición tenía una canción que decía que las plabaras del Papa no hacían que hubiera más pan en la mesa. Pues lo mismo.
Me voy a autocensurar y no voy a cagarme demasiado en el campechano y en los memos que le adoran… para no buscarte líos.